Por amor al arte, por César Yanes
El teatro amateur parece no acabar de recibir el justo trato que se merece,
y sobrevive con la frustrada sensación de sentirse un primo lejano del gran
teatro, y no un hijo legítimo.
Formar parte de una agrupación aficionada… …la mejor manera de conocer
desde dentro el arte del teatro en toda su miseria y su esplendor.
El teatro canario en general tiene una deuda
pendiente con el teatro amateur. No
solo porque muchos de los nombres que forman parte de la historia teatral de
estas islas nacieron al calor del arte aficionado, sino porque los grupos y
asociaciones que existen a día de hoy mantienen vivo el arte escénico allí
donde se desarrollan. Muchas veces con propuestas que, en la mayor parte de los
casos, nada tienen que envidiar a algunos montajes profesionales.
El teatro amateur, que durante muchos años se inspiró en
el costumbrismo y en espectáculos comerciales de poca monta, ha vivido una
importante transformación y maduración tanto de lo técnico como de lo escénico
en estos años. Dejó
de representar los sainetes de los Álvarez Quintero para ponerse a la tarea de
subir a escena dramaturgias más contemporáneas como las de Samuel Beckett, o
incluso Angélica Liddell. Sofisticó sus escenografías y sus métodos de trabajo.
Creó grupos estables con actores y actrices que luego pudieron dedicarse total
o parcialmente al teatro profesional. Forzó la creación de encuentros de
compañías universitarias y festivales que, como el de Teatro Amateur de El
Sauzal, lleva ya este próximo octubre diez ediciones ininterrumpidas mostrando
los trabajos de nuestras mejores compañías aficionadas. El enorme desarrollo de
este teatro ha generado un amplio panorama que va desde el teatro juvenil o el
realizado por agrupaciones de mayores o de ciegos, hasta el teatro más
experimental, el musical, el clásico español, la comedia romántica o el drama. Gracias a la
labor de los y las amateurs hemos podido ver sobre la escena piezas de García
Lorca, Lope, Valle-Inclán, Wilde, Shakespeare, Alfonso Sastre, Darío Fo, y de
canarios como Ángel Camacho, Cirilo Leal, García Cabrera, Tabares o Irma
Correa, entre muchos otros.
Y sin embargo, con todo lo que viene aportando a la vida
teatral de estas islas, con todo el público que mueve y genera en los
municipios donde participa activamente, el teatro amateur parece no acabar de
recibir el justo trato que se merece, y sobrevive con la frustrada sensación de
sentirse un primo lejano del gran teatro, y no un hijo legítimo. Los que hemos vivido de cerca
la vida teatral de alguna agrupación aficionada sabemos el esfuerzo y la
dedicación que hay detrás de cada montaje. Sabemos también lo importante que es
formar parte de un grupo donde tienes que aprender a ser protagonista de la
obra, iluminador, maquillador, escenógrafo, carpintero, conductor de furgones,
taquillero, sastre o simplemente "burro de carga" de todo el material
escénico. Sin duda, la mejor manera de conocer desde dentro el arte del teatro
en toda su miseria y su esplendor. Quien lo probó lo sabe.
Era imposible citar aquí los nombres de las personas y
compañías que han formado y forman parte del teatro aficionado de las islas. Tampoco era mi intención
nombrarlas. Solo quise dejar claro que quienes vivimos, a día de hoy, del teatro,
sabemos lo que les debemos a esos que lo hacen por amor al arte.
Fuente: www.eldia.es
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