Lorca arranca esta pieza inacabada planteando la inutilidad del Arte como herramienta para cambiar la conciencia del hombre, para transformar el mundo. Hace falta despojarse de todo artificio y mostrar la cruda realidad. “El mundo necesita ahora, más que nunca, verdades consoladoras, verdades que construyan. Se necesita no pensar en uno sino pensar en los demás. ¡No voy al ensayo!
17 actores y actrices en escena en una de las obras más intensas en actos y escaso tiempo que Lorca escribió y que no terminó.
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